Bahía de San Búho, de Simon Hanselmann



Este título recoge una serie de historietas cortas, de una página o dos cada una, del narrador gráfico australiano Simon Hanselmann, de quien la editorial Fulgencio Pimentel ya ha publicado otras antologías: Megg, Mogg y Búho (Owl), tres personajes que protagonizan esta producción gráfica, junto a otro grupo de extrañas criaturas que conforman la fauna de este cómic. Megg es una bruja típica (de disfraz de Halloween o del mago de Oz, como se prefiera) en su aspecto; Mogg es un gato que, en una primera impresión parece una mascota, o el típico gato negro que acompaña a una bruja: camina en cuatro patas y tiene el tamaño de un felino corriente. Búho, en cambio, ofrece una versión antropomórfica del ave nocturna. Se trata de un búho blanco, y en este caso, el color es también un símbolo típico de los valores diurnos: inocencia, bondad, candor.


Bueno, como es de esperarse, en realidad estos tres nada tienen de típicos, o al menos no como los personajes de cuento de hadas que parecen encarnar. Bajo su aspecto fantástico o zoomórfico, representan a tres jóvenes que comparten una vivienda, en algún suburbio anglosajón, tres almas perdidas tras haber recién ingresado a la edad adulta y no encontrar cómo ubicarse en una sociedad que parece no tener lugar para ellos. Aunque tampoco se esfuerzan mucho. Pasan sus días pidiendo y devorando comida chatarra, bebiendo y drogándose como cualquier joven desubicado del primer mundo (o de cualquier mundo). Desde ese punto de vista, podemos volver a llamarlos típicos: típicos jóvenes decadentes de la generación post-no-futuro. 

Pero, ¿qué se obtiene de un estereotipo, representado a través de otro estereotipo de un universo completamente diferente? Una conexión novedosa, y una pequeña pero atractiva dosis de extrañamiento. La verdad es que lo fluido de la lectura hace que se vuelva natural ver interactuar a estos personajes, y lo cotidiano -aunque a veces absurdo- de las situaciones que viven, hace que las metáforas visuales que los encarnan se olviden por momentos.


Claro, hasta que uno se enfrenta al shock de descubrir que la bruja y el gato son pareja, y que como cualquier pareja, tienen relaciones sexuales... Pues el gato sigue luciendo como un gato, y ella como una mujer, y si uno no recordara que se trata de metáforas, hasta estaría tentado a denunciar el cómic a PETA, por promover la zoofilia. En fin, como toda producción proveniente del underground -si tal cosa todavía existe- este cómic está lleno de situaciones y personajes chocantes, donde lo grotesco y lo cotidiano se fusionan para recordarnos que la vida es sucia, triste y decadente, y que aún así podemos disfrutarla, o al menos reírnos de ella.

Como se puede deducir del título, el que en este volumen resulta siendo el protagonista, es Búho, aunque como se trata de historietas relativamente independientes, muchas de ellas están centradas en distintos personajes, incluyendo a los más periféricos, como Moco (Booger) o Were Wolf Jones. La primera es "la amiga fea", la que muchos confunden con un hombre, pero que despierta la solidaridad de su manada cuando es ofendida por terceros. El segundo es casi un dealer, encargado de proveer drogas y alcohol al grupo de amigos. En una larga secuencia de flashback, en la que se nos narra los años escolares de la pandilla, nos enteramos de que en aquella época Megg y Jones fueron pareja, y que Búho amaba en silencio a la díscola bruja.

Booger (Moco)


Decía que Búho termina perfilándose como protagonista. Y es que, a medida que avanza la historia, el lector va descubriendo que es este personaje el único tal vez que tiene ambiciones más allá de la fiesta permanente, y la vida desenfadada y disipada de los demás. Es Búho quien trata de trabajar, incluso de encontrarles trabajo a sus amigos. Es él también quien trata de ser cantante, aunque sus amigos se encarguen de sabotear su única presentación. Y es Búho quien, finalmente, decide abandonar este sórdido aunque inofensivo mundo, y buscar nuevos horizontes, en una poética última página en la que lo vemos sobrevolando el cielo...



Bahía de San Búho es una obra sencilla y honesta, de un realismo cotidiano disfrazado de fábula zoomórfica, o de cuento de hadas punk. El dibujo de Simon Hanselmann es sólido y efectivo, en pequeñas viñetas y colores suaves, que sólo se hacen grandes para representar momentos privilegiados: alucinaciones bajo el influjo de las drogas, paisajes, iluminaciones de los personajes. En estas viñetas el estilo gráfico se vuelve incluso pictórico, mientras que en el resto es de una sobriedad infantil coherente con la temática.


La alucinación de WW Jones

El autor del cómic en cuestión es, además, todo un personaje, que se ha trasvestido y fusionado con la identidad de su personaje, Megg, de modo que es fácil verlo en sus apariciones públicas vestido como la bruja de piel verde y modales dudosos. Hanselmann ha llegado incluso a proponer todo un performance en el que se desposa con el cómic, como puede verse en el siguiente enlace:


En síntesis, Bahía de San Búho es una historieta altamente recomendada para aquellos que extrañan la rudeza y espontaneidad del cómic underground, esa capacidad para mostrar las formas más abyectas de la cotidianidad, pero con un atisbo de esperanza en que cualquiera puede elegir redimirse, bajo la forma de un ave blanca, insegura y torpe, que decide dar el salto definitivo.

La página de autor de David Hanselmann en la editorial Fulgencio Pimentel:

http://www.fulgenciopimentel.com/autores/simon-hanselmann

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