Blankets de Craig Thompson

Desde hace mucho tenía la expectativa de leer esta novela, por todas las reseñas y comentarios elogiosos que he encontrado sobre ella (voy a citar sólo el de Neil Gaiman que aparece en la contraportada: "...conmovedora, tierna, hermosamente dibujada, tan sincera que resulta dolorosa, y probablemente la novela gráfica más importante desde Jimmy Corrigan").

Además de comentarios como éste, el volumen de la obra me atraía; debo reconocer que soy amante de los ladrillos, y cualquiera que sea capaz de dibujar y escribir una novela gráfica de más de quinientas páginas, llama mi atención. Lo único que no me convencía del todo es el tipo de dibujo de Thompson, que me parecía muy cercano a los libros de ilustración infantil.

Sin embargo, gracias a la biblioteca pública me animé a leerlo, y aquí está mi comentario. Para empezar, mi prejuicio sobre el dibujo se difuminó en pocas páginas: es verdad que sí tiene cierta inclinación infantil, pero también es de una expresividad muy versátil, que incluso raya en la agresividad en algunas páginas. Los trazos son fuertes, como hechos a pinceles de distintos calibres, y a veces con la textura del carboncillo. Nunca son homogéneos, siempre modulados, dándole volumen y dinamismo a fondos y figuras, y permitiendo una amplia gama de texturas. El dibujo llega a ser muy detallado en ciertas viñetas, y en otras se vuelve delicado, sutil, hecho de puras insinuaciones que no se completan y que, gracias a eso, son capaces de esbozar un universo narrativo. En muchas páginas el dibujo llega a hacerse pictórico.

Por otro lado, es un dibujo que oscila entre el simbolismo y el realismo. A partir del marco de referencia de la vida cotidiana del protagonista -Craig, como el autor, revelando el componente autobiográfico- que ilustra a veces con detalle y en otras con ambigüedad, las imágenes pasan a representar sueños, divagaciones, imaginaciones y estados de ánimo de los personajes, introduciendo universos simbólicos e imágenes metafóricas que enriquecen la narración. Así, mismo, como el protagonista es o quiere ser dibujante, y su hermano, otro de los personajes centrales de la obra, también dibuja, Thompson se permite juegos con distintos registros de dibujo, e incluso una reflexión sobre el papel de este arte en su historia personal, de manera que la técnica también se vuelve protagonista.

El autor juega con mucha libertad con las viñetas y el diseño de página, haciendo eco de maestros como Will Eisner, volviendo irregulares los cuadros, eliminando los contornos de la viñeta, dejando páginas en blanco, superponiendo unas con otras, de la misma manera en que superpone el sueño y la realidad, la fantasía y la crónica. Y haciendo eco de la historia que narra, las páginas más hermosamente dibujadas son aquellas en las que la protagonista es Raina, el primer amor de Craig, y a quien asocia con el mundo angélico, la musa de esta historia.

Blankets es, entonces, el relato de los primeros años de vida de Craig, primero en relación con su hermano, con sus padres, la iglesia y el colegio, y luego con Raina. Craig se nos presenta como un chico solitario y rechazado, influenciado fuertemente por la religión, pues crece en una familia cristiana y en un pequeño pueblo donde la iglesia es el referente de conducta. Este es uno de los elementos narrativos que puede llegar a incomodar a algunos lectores: el personaje de Craig es tan excesivamente creyente y beato a lo largo de casi toda la narración, y la historia está tan plagada de citas bíblicas que a veces puede ser molesto. Curiosamente, en una de las reseñas en inglés que leí sobre esta novela, se esgrimía este mismo argumento, pero en sentido contrario: el autor decía que la obra podía llegar a molestar al público creyente por el retrato tan simplista y "plano" que hacía de los personajes cristianos como los maestros y los padres, pues en la realidad los creyentes pueden ser mucho más flexibles e inteligentes. No hay que olvidar lo arraigadas que son las creencias religiosas en Estados Unidos, en donde, en muchos estados, todavía se enseña el creacionismo como explicación del universo en clases de ciencias.

De cualquier modo, la religión está en el centro del relato, pues también es la historia de cómo la fe de Craig, sus creencias y prácticas, entran en conflicto con su realidad como adolescente que se enamora, vive, quiere ser artista. De hecho es un relato bastante realista de cómo, al ir creciendo, un adolescente va aprendiendo a cuestionar los dogmas que han limitado su vida. Sin embargo, durante casi 500 páginas vemos a un beato que no puede hacer nada, ni besar a su novia, sin recordar una cita bíblica que se lo prohibe, y sólo en la recta final lo vemos abjurar de su fe en la iglesia, si bien no olvida recordarnos que sigue creyendo en Dios. Craig llega a incluir un apéndice donde nos explica cómo "descubrió" la manera en que la iglesia ha manipulado los documentos bíblicos según distintas inclinaciones, con cierto tono ingenuo pero minucioso. El autor de verdad es o fue un estudioso de la biblia, hasta el punto de que es capaz de citarla para mostrarnos sus condenas a la voluptuosidad y el deseo, pero también los elogios líricos que llega a hacer de la mujer y la pasión entre los amantes.

Las dos relaciones fundamentales de la novela son entre Craig y su hermano, y entre él y Raina, su primera novia. Es una historia de amor, del primer amor, pero también es la historia de la amistad, la complicidad, los conflictos y las reconciliaciones entre dos hermanos que crecieron compartiendo la misma cama durante toda su infancia. Thompson logra erigir ese mundo infantil de la imaginación compartida, en el que la cama de dos niños se convierte en una embarcación que surca una tormenta, un territorio de solidaridad, hermandad y juego, pero también un espacio de conflicto y pugna. La relación entre estos hermanos está llena de matices y pasa por muchas etapas distintas, pero siempre mantiene ese hilo filial que todo el que haya crecido con un hermano puede entender: en la pelea o en el juego, en la disputa o la complicidad, dos hermanos siempre están unidos por un lazo invisible.

En cuanto a Raina, Thompson construye una relación dulce, ingenua, inocente, transparente, aunque no desprovista de ambigüedades. Raina y Craig son dos espíritus adolescentes que se cruzan en el momento preciso, se atraen y se encuentran. Él queda perdidamente enamorado de ella, la idealiza, la convierte en su inspiración. Ella lo trata con cariño, lo atrae y seduce, vulnera con ternura las rigideces religiosas de él, aunque también es cristiana. Pero Raina tiene un fuerte asiento en la realidad, pues su familia la ha cargado desde muy joven de responsabilidades: debe cuidar de dos hermanos grandes con limitaciones mentales, y de vez en cuando también de la hija de su hermana mayor, todo ello en el momento en que sus padres se divorcian. Para ella Craig se convierte en un escape, un respiro y una compañía, pero en algún momento su sensatez choca con el romanticismo de él.

Así, Thompson desarrolla esta novela de formación en la que, en gran medida, la gran protagonista es la nieve, el invierno que en el universo de Craig es un espacio de exploración, aventura, juego y amor, invirtiendo el tópico primaveral de las narraciones románticas. En la nieve acontecen los mejores momentos de esta historieta, los más poéticos e imaginativos. Aquí el uso de las tramas, las pinceladas y los vacíos en blanco es fundamental: Thompson construye así un espacio simbólico, gráfico y narrativo que le da a esta novela gráfica el estatuto de una gran pieza literaria.

El blog de Craig Thompson:

http://blog.dootdootgarden.com/

Comentarios

  1. saludos del clan y bienvenido al mundod e los blogs

    auuuuuuuu.........

    ResponderEliminar
  2. SALUDOS PROFE, EL RECOMIENDO UNA VISITA POR AQUI Y EN NAHUALLI

    SALUDOS

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El único y verdadero héroe de cómic

El agujero negro - Charles Burns

VACUUM, de Lukas Jüliger