Shortcomings de Adrian Tomine

Para empezar, voy a atreverme con una genealogía: los abuelos de Adrian Tomine son los hermanos Hernández y su padre es Daniel Clowes (algunos mencionan a Chris Ware, pero no veo el parecido). Con esos antecedentes, tenía que ser el más adelantado heredero del "cómic alternativo de los 90", un autor que ya está en el siglo XXI, aunque su modo de narración sea clásico y su dibujo aséptico.

Shortcomings es una historia realista, una historia de desamor, de relaciones de pareja de jóvenes adultos contemporáneos, es decir, de adultos con mucho de adolescentes aún en sus treinta, pero enfrentados también a las viscisitudes de una vida mayor. Está plagada de elementos que en el pasado habrían sido polémicos, pero que hoy en día son rasgos comunes, estilos, hambientaciones: conflictos interraciales, relaciones LTBG (bueno, L y B, por lo menos), amplias diferencias de edad.

Tomine las asume con naturalidad, y aunque las ponga en el centro de su narración, no se siente nunca un tono aleccionador o moralizante, ni siquiera desde la moral del pluralismo y el respeto a la diferencia. Se podría decir que su ojo es de etnógrafo contemporáneo, con la capacidad de ubicarse en el centro de un universo de relaciones siendo a la vez participante y observador, poniendo en evidencia no tanto las costumbres, ritos y rasgos de una comunidad, sino los propios filtros que nos permiten contemplarla y, a la vez, nos la distorcionan.

Su protagonista es un asiático americano, Ben Tanaka, un descendiente de japoneses nacido en Oregon, y que tiene una soterrada atracción por mujeres rubias y blancas, aunque su novia, Miko, es asiática como él. Su mejor amiga es Alice Kim, una coreana que le da clases de flirteo y seducción, y que no tiene problema en conquistar a cuanta muchachita le pasa por enfrente, aunque más de una vez se mete en problemas por ello.

La relación de Ben y Miko pasa por su peor momento, pelean constantemente y ella le reclama esa estúpida atracción por el tipo de mujeres anglosajonas. Por otro lado, Tanaka no soporta el esnobismo de Miko, que trabaja para un festival de cine asiático y sueña con ser modelo. Las cosas se complican cuando al trabajo de Ben como director de una sala de cine universitario, llega Autumn Phelps, una joven rubia que en su tiempo libre es artista de performance, y parece interesarse por él. Cuando sus peleas se agudizan, Miko le dice a Ben que ha ganado una beca para estudiar cine en Nueva York, así que es el momento para que se "den un tiempo" y replanteen su relación.

Al principio, Ben se siente liberado y trata desesperadamente de cumplir su deseo de estar con una mujer caucásica -tras Autumn conoce a Sasha, una amiga bisexual de Alice que acaba de terminar con su novia y está dispuesta a explorar con un hombre una nueva relación-. Tras un éxito parcial y un fracaso definitivo, Ben descubre que quiere a Miko y decide ir a buscarla en Nueva York, invitado por Alice, quien también emigra a esa ciudad tras ser suspendida de la universidad por una pelea "de faldas". Sin embargo, allí se descubrirá un amargo secreto...

La maestría de Tomine está en el retrato que nos da de Ben, pues es un perfecto estereotipo y a la vez es completamente verosímil. El autor no trata de hacerlo simpático ante el lector: por el contrario, nos lo muestra como un auténtico pelmazo, y aún así es imposible no sentir pena e incluso solidaridad por este hombre cuyos comentarios son proezas de imprudencia e incorrección, tanto en el ámbito étnico como en el del género. Y esto lo logra a través de una maestría en los diálogos, que son la mayor riqueza de esta novela gráfica. No sólo son fluidos y atrapan desde un comienzo, sino que son de un realismo doloroso. Los personajes de Tomine se muestran en toda su mezquindad y contingencia, no hay nada que parezca prediseñado, son auténticos seres humanos llenos de prejuicios, limitaciones, frustraciones y anhelos, vinculados de una u otra manera a un mundo intelectual, académico y artístico que se nos muestra desde una mirada crítica devastadora.

El trazo de Tomine es limpio, delgado, sutil, y maneja un equilibrio entre blancos y negros, sin tramas ni grados intermedios. Usa de manera muy precisa viñetas estáticas y repetidas, silencios y las pausas, haciendo gala de una eficaz economía narrativa. Es de destacar a este respecto, la página en la que Ben lleva a Miko al aeropuerto para su partida hacia Nueva York: una elipsis magistral en la que se nos muestra el automóvil de Ben en el aparcadero, mientras él va con Miko a dejarla en el avión. Las flechas de señalización del flujo vehicular en el suelo, blancas sobre fondo negro, quedan estáticas y repetidas en varias viñetas mudas, señalando el paso del tiempo, mientras Ben se despide de su novia (despedida que no presenciamos), y convirtiéndose a su vez en símbolo del giro sin retorno que está dando la vida de Miko al abandonar a Ben. Así mismo, la última página de esta historieta, silenciosa y serial, nos deja ante el vacío de la nueva vida del protagonista enfrentando su soledad.

La página oficial de Adrian Tomine:

http://www.adrian-tomine.com/

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