Low Moon de Jason

El noruego Jason (pseudónimo de John Ame Saeteroy) es un narrador gráfico en estado puro. Sus historias están llenas de silencios y acciones que hablan por sí mismas, y algunos de sus cómics son totalmente silentes, sin parlamentos. E incluso aquellos que emplean diálogos alternan con gran eficacia lo que dicen las imágenes y lo que dicen los personajes, los textos. Su maestría está en la sobriedad a los dos niveles, una sobriedad que alcanza los niveles del arte meditativo.

Low Moon es una compilación de cinco historias: la primera se titula "Émile le envía sus saludos", y en ella una mujer contrata a un hombre para que elimine a otros cinco, diciéndoles antes de matarlos: "Émile le envía sus saludos". La mujer le paga al asesino con pequeños favores sexuales, que van haciéndose más comprometidos cada vez. Es una historia de género negro con un final abierto, enigmática y sugerente.

La segunda, Low Moon, que le da título al libro, es un Western,que demuestra esa capacidad de Jason para introducir sutiles variaciones en un universo símbólico prefigurado, dotándolo de un nuevo clima, transformándolo. En este caso los vaqueros de Jason no se enfrentan con pistolas o rifles, sino que sus duelos son en el tablero de ajedrez, y en las cantinas no se sirve Wisky o Cerveza, sino cafés de todos los tipos: capuchino, mocca, etc. El duelo final se resuelve también en el tablero, pero el triunfador, contrario al estereotipo del western, es el que pierde.

En &, Jason utiliza otro de los recursos que ha manejado tan bien en obras como Hemingway (no me dejes nunca, en español), o en Yo maté a Adolf Hittler: la narración alternada de líneas argumentales paralelas que terminan por confluir en un punto. Aquí se trata sólo de dos, que permanecen independientes prácticamente todo el relato, aunque se van alternando de página a página, y sólo llegan a unirse al final, en la imagen que se reproduce en la carátula del libro: el personaje de la izquierda y sus peripecias para salvar a su madre enferma, y el de la derecha, quien trata desesperadamente que la mujer que ama se case con él, pero siempre aparece otro pretendiente que él se ve obligado a eliminar. Al final de sus historias, los dos personajes comparten la barra de un bar, se miran y continúan con sus copas en silencio.

Proto film noir, como su nombre lo indica, es un relato también de género negro, y en él Jason retoma sus personajes cavernícolas que viven en entornos urbanos. En un argumento disparatado, una mujer casada se enrreda con un vagabundo y los dos deciden eliminar al marido de la mujer. Extrañamente, después de que lo hacen el hombre vuelve a aparecer al día siguiente como si nada hubiese sucedido, y esta rutina se repite varias veces, haciendo que las formas del asesinato vayan evolucionando desde la simple cuchillada hasta la mutilación, la incineración y otras formas de deshacerse de un cadáver que resultan siempre infructuosas. El final es sorpresivo e igualmente absurdo, y deja una sensación de desconcierto similar a la de la primera historia.

La última historia es la más melancólica, y es un relato de vidas cotidianas, del tedio y la rutina de una vida marital, de un pequeño nucleo familiar que se deteriora, con el pretexto de una historia de ciencia ficción. En ella, una pareja se encuentra enfrascada en peleas permanentes, silencios, omisiones, hasta que la mujer es abducida por un extraterrestre. El padre se ve obligado a criar él solo a su hijo, pero también dedica su vida a construir un cohete para ir a buscar a su esposa desaparecida. Así, Jason nos va contando el crecimiento del niño, que se convierte en hombre, se casa, engendra a su vez un hijo y se divorcia, repitiendo la historia de su padre, quien mientras tanto continúa trabajando en su nave espacial, al tiempo que envejece. Cuando padre e hijo se encuentran solos, la nave está lista para partir, así que los dos la abordan y se dirigen al espacio exterior. Sin embargo, ninguno de los dos se reencontrará con la mujer perdida hace ya mucho tiempo... La abducción extraterrestre se convierte aquí en una hermosa metáfora del abandono, la ausencia, la añoranza de quien desaparece de un hogar dejando un vacío inevitable, y de las acciones inútiles de un hombre por recuperar lo que está fuera de su alcance.

Jason logra una vez más construir historias y universos sólo posibles en el lenguaje de la historieta y los resúmenes aquí presentados no alcanzan a dar una idea del placer y el extrañamiento que producen su lectura. Para Jason los géneros no son más que piezas de un mecano con el cual se permite construir arquitecturas imposibles. El autor lleva al lector, con sobriedad, imaginación y mesura, a territorios narrativos donde es posible conquistar la serenidad y la perplejidad que despierta la buena poesía, no sin un toque saludable de humor negro. Un hermoso regalo que agradezco de corazón.

(A ti, Cucú).

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